La leche migada es un desayuno, o incluso una cena, que llevo tomando desde que tengo uso de memoria. Uno de esos platos que, pese (o gracias) a su sencillez, se ha ganado un lugar entre mis recetas favoritas.
Ingredientes (4 personas):
- 1 litro de leche
- 1/3 de barra de pan
- 1 naranja
- 1 rama de canela
- Azúcar o edulcorante.
Preparación:
Lo ideal, sobretodo pensando en el desayuno, es hacer esta receta la noche anterior. Aunque si es invierno y te apetece cenarlo como una sopa caliente, también puedes hacerlo un rato antes a última hora de por la tarde.
La idea en general es muy similar a un arroz con leche, salvo que en vez de arroz, lo haremos con pan. Para ello vamos a infusionar la leche con un trozo de piel de naranja (recordad evitar la parte blanca de su interior) y una rama de vainilla.
Si queréis que sea la propia leche la que esté dulce agregad azúcar al gusto. Si por el contrario os gusta encontraros con esos pequeños granos de azúcar, yo recomiendo agregadlos en la parte final, luego os explico.
No hace falta que lo pongáis a fuego fuerte, al contrario, cuanto más bajo para mi gusto mejor. En cuanto veáis que comienza a hervir, bajad la potencia al mínimo para mantenerlo así unos 15 min.
Mientras tanto, partid el pan (yo siempre aprovecho el pan duro de días anteriores) en pequeñas lascas, similares a las de hacer pan de ajo. Haceos a la idea de que cada trozo debe entrar en una cucharilla de café, ya que luego al empaparse lo harán en una cuchara sopera.
Cuando la leche haya cogido todo el sabor tenéis dos opciones que depende de varios motivos:
- Si te gusta la nata y no tienes problema con las calorías, ya que habrás echado leche entera. Te bastará con quitar la rama de canela y el trozo de naranja antes de echar la leche en los distintos boles.
- Si no te gusta la nata y quieres mantener las calorías a raya, probablemente hayas utilizado leche desnatada y por tanto tendrás que colar para quitar la poca nata que se haya creado y de paso, quitar la naranja y canela.
Una vez que os hayáis decidido, sólo tendréis que esperar a que el pan absorba toda la leche.
En mi caso, ya que suelo desayunarlo y me gusta fría, dejo la leche migada dentro del frigorífico (Si no has agregado el azúcar en la infusión, puedes echar esa cucharada y encontrarte con esos granos todavía enteros en cada cucharada. Antes era mi perdición pero hace ya muchos años que debo tomarlo con edulcorante). Si en vuestro caso preferís caliente, os recomiendo tapar cada bol antes de la cena con un pequeño plato para que no pierda temperatura.
Leche migada
Recuerdo disfrutar de uno de estos desayunos en mi pueblo ya que se hacía para toda la familia y sobretodo ¡se hacía (y hace) con leche fresca! El sabor de esa auténtica leche es muy pero que muy distinto, imaginad que no se infusionaba con nada, simplemente se cocía y ahí si que salía nata…
No conocía la leche migada pero tiene que estar deliciosa. Probaré tu receta, seguro que a mí hija le encanta para desayunar!!
Muchas gracias por tu comentario! Ya me contarás que le parece, es una receta que está riquísima tanto fría (para el verano) como caliente (para el otoño/invierno)